Hace trece meses, tenía una fortuna de 26.000 millones de dólares (24.500 millones de euros). Hoy, Sam Bankman-Fried está en serio peligro de pasar el resto de su vida en la cárcel después de que un tribunal federal en Nueva York le declarara culpable de los siete cargos en su contra, entre los que está estafa, lavado de dinero y falsedad documental.
El rey de las cripto, Sam Bankman-Fried, podría ser condenado a 110 años de cárcel tras ser declarado culpable de un fraude de 10.000 millones. El jurado considera que las decisiones que tomó fueron clave para que se esfumaran 8.000 millones de dólares de la plataforma FTX.
Ahora, Bankman-Fried, de solo 31 años, puede ser condenado a un máximo de 110 años de cárcel, en lo que ha sido la estafa más memorable en Estados Unidos desde que en 2008 Bernard Madoff admitió haber creado un sistema piramidal (en el que los nuevos inversores pagan los intereses de los que ya están dentro) por 50.000 millones de dólares (47.000 millones de euros).
El caso de Bankman-Fried, no obstante, es aún más sonado, por su extrema juventud y porque él hizo su fortuna y su fraude con uno de los activos más populares del mundo, que, en teoría, prefigura una nueva era de combinación de tecnología y finanzas: las criptodivisas.
Ahora hay que esperar hasta marzo para saber qué sentencia impone la justicia a Bankman-Fried, que hace solo 11 meses que fue imputado. El juicio, que ha durado un mes, ha estado caracterizado por la abundancia de testimonios contra el ex fundador de FTX, que ha tomado la inusual – y muy arriesgada – decisión de dirigir su propia defensa.
El jurado, tras unas pocas horas de deliberación, llegó a la conclusión unánime de que Bankman-Fried no solo había hecho de FTX una estafa piramidal similar a la del fondo de Madoff, sino que también lo había transformado en su cajero automático particular, al transferir fondos de él a su hedge fund, Alameda Research.
Los intentos del empresario de presentarse como un matemático que no sabía nada de gobierno corporativo han caído en oídos sordos. El desastre de FTX abre ahora un período de incertidumbre para toda la industria de las ‘cripto’, un mercado de más de un billón de euros que los dos grandes reguladores estadounidenses.