Desde el surgimiento del Rap en los años 70 y su llegada a Colombia en los años 90, este género se ha convertido en la voz y en el puño de las minorías, como se denominan para esconder su verdadero aspecto, por lo tanto, tenía y sigue siendo un ritmo con tiempos rápidos y con letras con fuertes expresiones que revelan una parte de una sociedad que se ha ignorado, y, por ende, es considerada o hace referencia a ladrones, consumidores o gente resentida por la vida, sin embargo, solo es la manifestación de una cultura que tuvo que surgir en medio de la violencia y el malestar social.
Para Guillermo Pinilla “Lokiño” como cantante de música de rap, puntualiza que, “es una forma de expresión, porque permite transmitir la verdad de una forma directa, sin muchos decoraciones o eufemismos que la sociedad está acostumbrada”. Un joven con un pasado que muchas veces le pesa, no voy entrar en detalle por respeto, sin embargo, una vida no es siempre como la pintan las caricaturas de Disney, muchos crecimos en la violencia, y tal vez el único refugio que nos salvó de un destino de muerte, fueron aquellas expresiones artísticas y culturales que nos ayudó a catalizar tanto odio y miedo.
Por otra parte, su música no solo expresa el malestar social, sino que también es un canal donde transmite la parte interior del ser humano, en este caso la emocionalidad de un joven que ha tenido que pasar por varios episodios que han desencadenado en el miedo, el odio, la ira y la frustración. Muchas veces lo veo y me pregunto, qué hemos hecho mal para tener que cargar con todas estas emociones que nos hace tanto daño. Como una vez, entre recocha, nos contestamos que habías aprendido a esconder lo que nos pasaba para luego morir lentamente.
En el mundo se calcula que cada 40 segundos se suicida una persona, en el caso de Colombia 4.159 ciudadanos perdieron la vida por esta causa, pero si buscamos con más detalle encontramos a 1. 714 individuos menores de 29 años que tomaron la decisión de acabar con su vida, no sé, si con estos datos podemos darnos cuenta de una problemática que cada día está tomando fuerza.
Sin embargo, están los pocos que resisten o aprendieron a vivir con sus demonios, que muchas veces el silencio es tan ensordecedor que quiebra cualquier alma y se cae en un abismo profundo que no tiene fin. Para Guillermo su caos lo convertido en canciones que va entonando sin ningún miedo o vergüenza, ha cantado en eventos, en protestas y entre amigos. Letras tan ciertas y evidente que muchos se quedan pensando, hasta el punto de reflexionar y darse cuenta que han vivido en un mundo de fantasía.
“Antes teníamos el tiempo y el talento, pero no los equipos, hoy tenemos el talento y los equipos, pero no el tiempo” expresa Lokiño, mientras se ríe de la ironía de la vida. El poco apoyo y la falta de recursos para las personas que tienen talento en la música, casi siempre, luchan en medio de un monopolio que industrializa el arte y la cultura sin ninguna responsabilidad.
Sus inicios como cantante de música rap con temas sociales comienza desde el año 2013, un anhelo que desde muy temprana edad sentía en lo más profundo de su interior, por otro lado, sus experiencias personales y su rebeldía fueron encaminado sus pasos al trabajo social y el liderazgo entre los jóvenes de territorio.
Hoy le agradece a Yei, una mujer con discapacidad, quien lo incursiono en este género, el cual ha tenido que pasar por varias etapas desde lo personal y lo profesional. Aunque durante un tiempo paro por pena y como si fuera una profecía retomo su carrera. Desde entonces ha compuesto canciones de amor, protesta social, salud mental, entre otros. Es un joven que tiene mucho que quedar y no tiene miedo en un país como Colombia.
La voz del pueblo, sería la canción que agitaría el puño de las personas que participaron en las protestas en el departamento del Guaviare, y como explica Guillermo, “este es el inicio del álbum los puntos rojos, por qué el nombre, porque cuando uno sale a marchar, escucha: estos comunistas, estos guerrilleros, solo por ese estigma que hay hacia la protesta social y juvenil, por lo tanto, se llamó así”. Desde entonces ha venido trabajando con mucho esfuerzo y dedicación, sigue componiendo y, sin importar, detrás de sus sueños.
Guillermo sigue fortaleciendo sus talentos como Fotógrafo, escritor, músico y productor audiovisual, sigue motivando corazones y llenando de alegría a su círculo social, apasionado por la defensa de los derechos humanos, la igualdad, equidad y la democracia.